Del mar azul las transparentes olas
mientras blandas murmuran
sobre la arena, hasta mis pies rodando,
tentadoras me besan y me buscan.
Inquietas lamen de mi planta el borde,
lánzanme airosas su nevada espuma,
y pienso que me llaman, que me atraen
hacia sus salas húmedas.
Más cuando ansiosa quiero
seguirlas por la líquida llanura,
se hunde mi pie en la linfa transparente
y ellas de mí se burlan.
Y huyen abandonándome en la playa
a la terrena, inacabable lucha,
como en las tristes playas de la vida
me abandonó inconstante la fortuna.
Rosalía de Castro, siempre Rosalía.
Hace semanas me traje tus libros a casa. Cuánto daría por verte releyendo estos poemas en el sofá, acompañado quizás por uno de tus discos de vinilo, escuchando esas gaitas penetrar en tus sentidos. Ahora me queda a mí, releerlos por tí. Las lágrimas prenden mis ojos y la congoja aprieta contra mi pecho tan fuerte... que a veces no se puede respirar. Pero no, no quiero llorar.
Mientras releo cada verso, imagino tu mirada serena, firme, cálida, vibrante. Llevando el compás de esas gaitas.
Siempre tu perrecha.
Mientras releo cada verso, imagino tu mirada serena, firme, cálida, vibrante. Llevando el compás de esas gaitas.
Siempre tu perrecha.