miércoles, 30 de julio de 2008

Fuera del tiempo

Bajo el globo caen los copos.

Ante los ojos de mi memoria, sobre la mesa de la señorita, se materializa la pequeña bola de cristal. Cuando nos habíamos portado bien, se nos permitía darle la vuelta y sostenerla en la palma de la mano hasta que cayera el último copo al pie de la torre Eiffel cromada. Aún no había cumplido siete años y ya sabía que la lenta melopea de las pequeñas partículas algodonosas prefigura lo que siente el corazón durante una gran alegría. La duración se relentiza y se dilata, el ballet se eterniza en la ausencia de obstáculo, y cuando se posa el último copo, sabemos que hemos vivido ese instante fuera del tiempo que es la marca de las grandes iluminaciones. A menudo, de niña me preguntaba si estaría a mi alcance vivir instantes semejantes y hallarme en el corazón del lento y majestuoso ballet de copos, liberada por fin del tedioso frenesí del tiempo.


Esto es lo que siento cada vez que me sumerjo en vuestras palabras, en vuestras voces, en vuestras imágenes.

Cómo dice el texto "Me zambullo en el agua profunda, exquisita y helada del instante fuera del tiempo".

He tomado este pequeño texto del libro la elegancia del erizo de Muriel Barbery, os lo recomiendo. Yo aún estoy en él y me tiene atrapada.

2 comentarios:

Erpedagogo Jimenato dijo...

insisto,
por tu pelo castaño,
por tu ternura que me invade,
por ese peligro de ese fuego que no arde,
por ese atardecer de arte que tú me enseñaste,
insisto,
tal vez como un amigo es como quiero amarte.
De un amigo para Julia

Miriam dijo...

Hermoso Julia! los recuerdos de la niñez siempre traen aires dulces...
Besos